martes, 22 de enero de 2019

CONFERENCIA: Pequeña historia del acceso a nuestro Puerto de Navacerrada

               Estación Tren -PUERTO DE NAVACERRADA-



CONFERENCIA ESQUI:


Historia del acceso a nuestro PUERTO DE NAVACERRADA... 




María J. Martín-Merino Sanz/VALSAIN

A principios del Siglo XVIII, cuando Felipe V decidió construir el palacio de la Granja, el camino  directo desde Madrid a este palacio era el de la Fuenfría.

Esta reforma tuvo una vida corta se utilizó menos de 100 años, desde el reinado de Felipe V a principios del  siglo XVIII hasta que se inauguró la carretera del Puerto Navacerrada en los primeros años del reinado de Carlos IV a finales del mismo siglo. En 1910, aficionados a la sierra crearon la sociedad del ferrocarril que construyó el tren de vía estrecha de Cercedilla al Puerto de Navacerrada, inaugurado  en 1923 y en los años posteriores a 1950 se prolongaría hasta el Puerto de los Cotos. Este trenecillo se creó con la finalidad de acercar la nieve hasta los madrileños, y en ello acertaron plenamente, porque su construcción fue decisiva en el desarrollo del esquí en la Sierra de Guadarrama.

Desde los años  40 a  los 70, los domingos en la temporada de esquí los trenes iban absolutamente atiborrados, puede decirse realmente que iban llenos hasta los topes. La gente viaja sentada en los estribos y en las plataformas de paso entre vehículos. En las estaciones intermedias había que bajarse por las ventanillas, era imposible que la gente alcanzara las puertas. Durante estos años los inviernos eran realmente crudos y se cerraba el Puerto de Navacerrada por la nieve. En estas situaciones la única forma de llegar era el ferrocarril, tanto para los pasajeros, como para el abastecimiento de hoteles, clubs y fondas que había allí...

En cambio, los carreteros eran las personas encargadas de limpiar y cuidar el acceso hacia Segovia que ensamblando una pareja de bueyes tiraban de una pesada cuña de hierro. Y así  limpiando el paso de la carretera. Cuando bajaba un poco la cantidad nieve hacia finales de abril o principios del mes de mayo, puesto que desde diciembre hasta esta fecha el  acceso cortado y solo los que eran más osados con el esquí o los que iban andando para cuidar de sus animales que puede ser, quedaron atrapados por la nevada, cruzaban el valle..

El esquí es algo más que un deporte: es una forma de vida. Mucha gente esquía a lo largo de todo el invierno, mientras que otros, lo hacen una o dos veces al año. Todos  persiguen los mismos objetivos:

-       El bienestar del ejercicio físico en la montaña y la belleza del paisaje.

El origen está en el esquí nórdico, que después se introdujo en Centroeuropa como deporte alpino.

El esquí nórdico tal como lo practicaban los noruegos, no podía trasplantarse directamente a los países de Centroeuropa. El terreno era muy diferente: altos puertos, montañas escarpadas  y valles estrechos que necesitaban una técnica distinta a la utilizada en el paisaje llano de Escandinavia. Así el esquí nórdico se ha adaptado a las condiciones alpinas, naciendo así el esquí alpino con sus tres modalidades: la de descenso, la gigante y la especial. Y con la ultima disciplina de estilo libre y acrobático.

Los fundamentos de la técnica alpina los estableció Mathias Zdarsky, inspirado, por la descripción de Nausen de su expedición a Groenlandia.

Nacido en VALSAIN en 1927, Jesús Martín Merino está considerado como pionero -uno de los mejores fondistas- que tuvo España desde los años 1950 a 1964.

Su carrera,  la ha realizado  en solitario:  Tales hazañas, luchaba contra el cronometro y con una escasa huella, siendo la mayoría de las veces, a consecuencia de las intensas nevadas de esa época. Jesús Martín Merino llevó el esquí de fondo de esa época hasta su apogeo, convirtiéndolo en una de las actividades más importantes del esquí moderno. Potenciando el fondo como evento deportivo y rehusando cualquier medio artificial:

El fondista se enfrenta a  la montaña con sus solas capacidades”.

Colocó esta afición, bajo la doble advocación de la tierra con sus ríos y  la nieve.

Al cabo de los años he comprendido la importancia que ambos tuvieron para mi padre,  en su vida. De no haber sido esquiador hubiera sido pescador. Y lo hubiese sido con el mismo ardor y la misma voluntad que puso en esquiar.

Aparte de la montaña  y la  naturaleza  lo mismo le gustaba un curso  de un río que un campo de nieve y podía emocionarle tanto el surco curvilíneo de las corrientes, como el rastro sinuoso de sus esquís. Uno y otro dan fé, de un mismo amor.

Fue en el VALSAIN de su infancia dónde conoció por primera vez la nieve. Para algunas personas la nieve significaba fiesta, para JMM el primer encuentro con unos esquís no  comprendió inmediatamente su utilidad, pero si captó su importancia. Por su cuenta, los probó haciendo  pequeños descensos, en las pendientes situadas en las laderas de Navacerrada. Ignoraba entonces que su vida habría de estar consagrada al esquí. A ese esquí, que comenzó a amar con pasión, y no sólo era en invierno, era también sus entrenamientos en verano. 

Que yo recuerde, una tarde llegó a casa completamente agotado, lívido. El agua fría del arroyo dónde se había bañado y el esfuerzo de la ascensión a la montaña de Peñalara y Siete Picos, habían aniquilado sus fuerzas.  Pero llegó feliz a casa, diciendo:

la tierra no se gana realmente sino por el esfuerzo de uno”.

Siempre quiso ver claro por si mismo y sin decir  rodeos, la actitud que le llevó  a amar tanto la naturaleza. Desde luego  hablaba de la montaña. Pero también de lo que hallaba en ella.

Sus descensos más difíciles fueron otras tantas etapas de su vida cuyo alcance ahora percibo, así como, su significado  y su valor, que a mi personalmente me han ayudado a vivir y me ayudaran  a menudo a extraer su substancia, pensando  siempre, que el amor en  lo que hagas te ayudará  a triunfar en la vida.

Para esto que está, tan relacionado con el esquí, por último diré:

Que descender por una pendiente con esquís es algo profundamente bello. Con un material mínimo, quien deja su rastro en su montaña, se sitúa en un universo tan grandioso que,  aunque sea en una parte ínfima, de esa belleza, recae sobre él y le magnifica.

En un viraje hay una fracción de segundo en la que el esquiador está suspendido en el aire, sin contacto con la nieve. Los esquís perforan el vacío, la mirada percibe la inclinación de la pendiente con una agudeza extraordinaria y en ese mismo instante uno puede decirse que es algo,  más que un hombre con sus limitaciones. Y se produce un fenómeno maravilloso: una toma de conciencia de esos momentos que hacen que el hombre, se supere a si mismo y alcance un desarrollo que es plenitud.

Yo personalmente vivo ese fenómeno con tal intensidad, que he hecho del mismo, objeto de mi vida y deseo compartirlo. Cualquier persona puede engrandecerse a su manera y sobre todo cuando se deja aparte toda competición. Los medios no faltan pero lo importante es que se sepa percibir, que se pueda aprovechar la ocasión y se desee dar ese paso adelante que nos abre tantos horizontes para vivir de cuando en cuando algo más que la cotidianidad y para que la vida  sea respirable. Este es el objeto de mi vida. Voy al fondo de las cosas, al fondo del aburrimiento y de la duda, al fondo de mis limitaciones, para actuar aceptando todas las consecuencias de mis actos. Conociendo de sobras el riesgo en la montaña yo sé que aventuro mi vida cuando realizo un descenso muy empinado y difícil. Pero acepto ese peligro casi con alegría en el corazón, porque gracias a él puedo vivir. Gracias a él experimentaré  unas tensiones de gran riesgo extremo como las que viví lanzada  en los glaciares… También unos goces fantásticos.

Yo no tengo entrenamiento específico y no creo que lo haya, sencillamente procuro mantenerme siempre en condiciones, se entiende en condiciones fisicas y psicologicas. ¿Por qué he optado por enseñar  sólo que el esquí?: Porque únicamente  me gusta eso. Practicando exclusivamente sólo lo que me agrada  no me saturo nunca.

Tan pronto como nieva, calzo los esquís y  ese afán de esquiar no me abandona jamás. Para mí es un elemento primordial poder estar disponible continuamente para responder a esa necesidad. Durante todo el invierno esquío (siempre que mis actividades)  me lo permitan.

Durante el verano, ahora walking nordic, correr… Me mantiene en forma  en un ambiente en el que no me canso jamás. El otoño es la época de la bici. Para mí  no hay mejor entrenamiento que una actividad física intensa y permanente. Ésta se desarrolla siempre próxima a la naturaleza, porque necesito una mínima comunicación  con los elementos. Nunca he podido entrenarme en un estadio o en un gimnasio. En cuanto a esquiar sobre piedras o en una nevera  no tiene sentido: los nadadores no se entrenan en una palangana.


Romanticismo o utopía: poco importa. Porque sé, cuanto  experimento en esos instantes tan intensos y sé, además a dónde conduce. Procuro así que la vida, incremente mi devoción para poder sentir, realizar y obtener el máximo beneficio  de lo que con nuestras solas capacidades, es posible conseguir.


….A quién me enseñó tanto…. 12 de enero de 2008

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